domingo, 20 de marzo de 2011

182 aniversario del terremoto que asoló la Vega Baja


sábado, 21 de marzo de 1829



"Los terremotos de Orihuela o Henrique y Florentina: Historia Trágica", obra del escritor Estanislao de Kotska Vayo y Lamarca (1804-1864)

El libro, publicado en Valencia el mismo año del suceso , es un ejemplo de oportunismo literario y contiene junto con la novela que da nombre al título, documentos relativos a la catástrofe.

Orihuela. En esta ciudad han quedado quebrantados casi todos los edificios públicos: destruida la torre del convento de la Santísima Trinidad, matando a un muchacho; e inutilizada la iglesia, abierto un testero de la parroquia de Sta. Justa; ruinosa la elevada torre de S. Agustín; cuarteadas gran porción de casas, y venídose abajo una portada, que sepultó a tres mujeres, un hombre y dos niños, que allí habían pensado guarecerse.

El daño ha sido mucho mayor en la huerta de dicha ciudad, en donde apenas quedó casa habitable, cogiendo bajo sus ruinas bastantes personas e infinitos animales"

Torrevieja. En este pueblo no ha quedado en pie ninguna casa, y han perecido varias personas, entre cuyo número, que no se puede saber aún, se cuentan el cura párroco y sus padres. Los habitante debieron mucho a la generosa humanidad de los capitanes de barcos extranjeros que se hallaban en aquélla playa a la carga de sal, quienes viendo desde su bordo la asolación del infeliz pueblo, enviaron al momento a tierra sus lanchas con víveres y vituallas, y en las mismas lanchas se salvaron algunos habitantes.

Almoradí. Según se dice, apenas ha quedado en este pueblo ningún edificio en pie, y los de la huerta, inhabitables todos por ruinosos; corría la voz de haber perecido más de 200 personas y habido otras muchas estropeadas (curiosa manera de denominar a los heridos).

Rafal. Su iglesia parroquial cayó a tierra, y también muchas casas, quedando quebrantadas todas las demás; ha resultado una mujer muerta y muchos estropeados, algunos de ellos sin esperanza de vivir.

Benejúzar. Su caserío casi arruinado del todo, y muerta mucha parte de su vecindario; a la hora en que se daba esta noticia iban sacados 30 cadáveres, y había otros muchos bajo de las ruinas, que no podían sacarse porque seguían los temblores.

Guardamar. Los edificios del pueblo y los de los campos casi todos arruinados, estando para sufrir igual suerte los pocos que quedaban; se habían sacado debajo de las ruinas un hombre y tres mujeres muertos, y unos 20 estropeados.

Formentera. Según cartas recibidas en Orihuela quedó reducida esta población a un promontorio de piedras, sin que se sepa las personas que han perecido.

Las poblaciones de Benijófar, la Majada, los Dolores, San Fulgencio, la Mata, Cox, la Granja, Torre Agüera, Callosa y Rojales han sufrido más o menos; pero se tenían de ellas pocas noticias.

Los infelices habitantes de todos estos pueblos que sobrevivían a catástrofe tan lamentable, se hallaban dispersos por los campos sin tener apenas donde guarecerse ni de qué alimentarse. ahora es cuando la humanidad doliente reclama con justo imperio sus derechos; y ahora es cuando los corazones verdaderamente humanos y cristianos ejercerán las virtudes que los caracterizan. Las autoridades de aquéllos desgraciados puntos sabemos que las han ya desplegado con mucha energía, cual lo exige el caso; y el Gobierno está tomando para ello todas las disposiciones convenientes."


Carta del obispo Félix Herrero al Rey Fernando VII (26 de marzo de 1829)

"El 21 del corriente, sábado al anochecer sucedió el espantoso terremoto, del que ya tendrá noticia V. M. A las once de aquella misma noche principié a recibir avisos de los curas, y continuaron todo el día siguiente domingo, sobre las desgracias y ruinas de sus respectivas parroquias y pueblos. Los de Almoradí, Benejúzar, Rafal, Formentera, Torrevieja y Torre la Mata, han sido totalmente asolados, sin que quede en ellos una sola casahabitable... Diez iglesias parroquiales enteramente destruidas y otras tantas ruinosas é inservibles... Han perdido la vida más de 1000 personas, é igual ó mayor número son las estropeadas y heridas de gravedad.

El lunes 23, acompañado de dos eclesiásticos mis familiares, me puse en camino y me dirigí primero a Almoradí. Allí vi una montaña de escombros formadas de sus 300 casas, hermosa parroquia y convento. Vi algunos centenares de desgraciados regando aquellos mismos escombros con sus mujeres, parientes y amigos. Ya habían hallado 165 y dádoles sepultura y conceptuaban faltar otros tantos: todos me referían sus desgracias, y un anciano pudo decirme entre sollozos: "Señor obispo, ocho hijos tengo sepultados entre esas ruinas".

Pregunté si había y donde estaban los heridos: muchos hay me dijeron; pero no sabemos cuántos, ni en donde está la mayor parte. No hay cirujano, ni botica, ni aún tampoco con que curar los heridos; los hice buscar y llevarlos a determinado sitio, y pudieron reunirse hasta 31, fracturadas las piernas y brazos, y algunos en peor estado... al medio día vi caminar hacia esta ciudad los heridos, unos en carros y otros en hombros de 120 hombres que eran necesarios por la distancia de dos leguas largas que habían de caminar, y a todos pagué su jornal.

Dejé muy encargado remitiesen los demás que hubiese con igual cuidado y á mi costa, y también una nómina de todos los niños huérfanos por efecto de esta catástrofe: advertí asimismo no faltase lo preciso a los necesitados, acudieron á mí por todo. Así los consolé del modo que pude".
relación de muertos y daños producidos por el terremoto
Almoradi y Benejúzar fueron las poblaciones con mayor número de muertos, además de padecer la destrucción de todas sus casas